El Mes Nacional de la Herencia Hispana (del 15 de septiembre al 15 de octubre) rinde homenaje a la historia y las contribuciones de los latinos que tienen sus raíces a España, México, Centroamérica, Sudamérica y las naciones hispanohablantes del Caribe. En conjunción con la Semana Latina de la Conservación en septiembre, el Mes Nacional de la Herencia Hispana nos recuerda que al aceptarnos a nosotros mismos y a los demás, podemos construir un futuro mejor gracias a la inclusión de las culturas diversas, los orígenes y las perspectivas.
El Refugio Nacional de Vida Silvestre (National Wildlife Refuge, NWR) del Río Salinas, en California, es un testimonio de la herencia latina presente en la región, tanto en su historia como en la actualidad. Al igual que en otros lugares de Estados Unidos, el Valle de Salinas tiene una importancia fundamental en las experiencias individuales y colectivas de la diáspora latina. Después de haber funcionado como defensa costera de la Marina de los Estados Unidos, el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Río Salinas fue creado el 10 de julio de 1973 debido a su ubicación ideal en la ruta migratoria del Pacífico.
Los archivos históricos describen el valle de Salinas como una zona próspera en lagos poco profundos, pantanos, vegetación palustre, zonas ribereñas y praderas. La región del río Salinas, que forma parte de un ecosistema más amplio de humedales que incluye Elkhorn Slough y el río del Pájaro, fue en el pasado el hábitat del alce de Tule (Cervus canadensis nannodes) y el oso pardo de California (Ursus arctos californicus).
Una Historia Popular
Si bien no es la única conexión con la tierra, la historia regional pone de manifiesto la estrecha relación que existe entre la agricultura y la diáspora latina. Durante la colonización española, la agricultura se centraba en las tierras asignadas a las misiones, donde se establecieron sistemas de riego. Los indígenas Ohlone desempeñaron un papel crucial en la agricultura durante esta época, al proporcionar la mayor parte de la mano de obra en las tierras cultivadas.
A principios del siglo XIX, los ganaderos y agricultores mexicanos se sintieron atraídos por las tierras cercanas al río Salinas debido a su suelo fértil (890 hectáreas pasaron a conocerse como Rancho Rincón de las Salinas). Durante ese periodo, Monterey, como capital de Alta California que incluía la actual California y el suroeste americano, tuvo un papel importante en el establecimiento del nuevo gobierno del estado de California. Tras la adquisición por parte de Estados Unidos, el condado de Monterey experimentó considerables cambios. En las décadas siguientes, su economía prosperó gracias a la pesca comercial, la caza de ballenas y el creciente sector agrícola.
En la actualidad, el lado oeste del refugio está rodeado de dunas de arena, mientras que las tierras adyacentes se destinan principalmente a la agroindustria. Los agricultores locales cultivan alcachofas, fresas, frambuesas, lechugas, uvas y otros cultivos. La vecina localidad de Castroville, situada a unos 4 km, es el hogar de muchas familias latinas y se la conoce como la “Capital Mundial de la Alcachofa”. La producción agrícola del condado de Monterey es esencial para su economía y contribuye con más de 4.000 millones de dólares al año a la producción económica del condado, según Monterey County Farm Bureau.
Un legado agrícola
El Valle de Salinas jugó un papel fundamental en el avance de los derechos civiles de los trabajadores agrícolas latinos y filipinos. Los activistas latinos estadounidenses, César Chávez y Dolores Huerta, desempeñaron un papel vital en la toma de conciencia sobre las condiciones laborales inseguras y los efectos dañinos de los pesticidas en los trabajadores agrícolas. Al igual que la autora de Primavera Silenciosa, Rachel Carson, Chávez y Huerta experimentaron de primera mano los efectos perjudiciales de los pesticidas. En su investigación, Carson se enfocó en la vida silvestre y otros factores ambientales, mientras que años después Chávez y Huerta lucharon contra los pesticidas por sus efectos nocivos en las personas. Durante la misma época en que se creó el refugio, Chávez y Huerta inspiraron la realización de boicots pacíficos y huelgas de hambre en el Valle de Salinas y otras regiones de California.
Alfonso Gutiérrez y Thalia Espinoza comparten su experiencia laboral en los campos agrícolas en la actualidad.
“Si bien ha habido mejoras en las condiciones laborales con el tiempo, pero trabajar en estos campos sigue siendo riesgoso”, declara Alfonso Gutiérrez, trabajador agrícola del Valle de Salinas. “La lluvia, las olas de calor, la pandemia y los incendios hacen que el trabajo sea desagradable/indeseable; sin embargo, como es la única opción que tengo en este momento, lo aceptaré por necesidad. Aunque tomamos las precauciones necesarias para garantizar la seguridad, el trabajo en el campo no es sencillo y, de vez en cuando, se escucha sobre personas que han sufrido lesiones o han desarrollado algún problema médico como resultado. A pesar de los riesgos inherentes a mi trabajo, me siento afortunado de poder trabajar en este país, ya que gano significativamente más de lo que ganaría en México”.
Thalia Espinoza, originaria de Salinas, California, tuvo que trabajar en frigoríficos cercanos de envasado de productos y en campos agrícolas para poder costear su educación universitaria. “El penetrante olor a cloro en los frigoríficos era constante y el suelo irregular y el frío constante a menudo me causaban dolores en las articulaciones”, explicó. “En los campos, de vez en cuando olía a pesticidas y el clima cambiaba constantemente. En general, solo trabajé los veranos. Resulta difícil imaginar cómo hay personas que han estado realizando el mismo trabajo durante décadas. En general, trabajar en la agricultura fue una experiencia gratificante. La gente allí es humilde y te trata como si fueras de la familia. Además, tener la oportunidad de ver el amanecer cada día y sentir la brisa del mar fue un punto a favor.”
Un legado vivo
Los campos de cultivo cercanos al Refugio Nacional de Fauna Silvestre del Río Salinas ofrecen un lugar ideal para que los trabajadores agrícolas hagan una pausa durante el almuerzo. Además, el refugio ofrece un oasis de actividades recreativas que la comunidad latina local puede disfrutar. Los fines de semana, las familias se reúnen para disfrutar de actividades como el senderismo, la pesca en la playa, la caza de aves acuáticas, las visitas turísticas y la observación de aves. El refugio también alberga una gran variedad de especies silvestres, como el jilguero americano, el lagarto de cerca occidental, el chorlitejo nevado, Monterey spineflower¹ y la mariposa azul de Smith.
Según el Pew Research Center, solamente en California el 83 % de todos los trabajadores agrícolas se identifican como hispanos, así mismo, los hispanos son actualmente el grupo demográfico de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Se prevé que para el año 2045, la población hispana en Estados Unidos representará el 25 %. Los estudios han puesto de manifiesto que los hispanoamericanos muestran un mayor apoyo hacia la vida silvestre, los terrenos públicos y la conservación más que cualquier otro grupo étnico en nuestro país. Consciente de la importancia del cambio cultural y demográfico, el Servicio está comprometido en fortalecer sus relaciones con organizaciones nacionales que prestan servicio a la comunidad hispana, como la Fundación de Acceso Hispano (Hispanic Access Foundation, HAF).
Armando Porras, miembro local de la comunidad y ex trabajador de campo temporal, expreso durante su tiempo como miembro de la Fundación de Acceso Hispano del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. (U.S. Fish and Wildlife Service, USFWS): “A medida que aumentan las visitas al refugio, no cabe duda de que la comunidad latina circundante es parte integrante de la preservación de las especies autóctonas y en peligro de extinción locales. La protección de la naturaleza y los terrenos públicos es una causa profundamente arraigada en la cultura latina, y es importante proteger a las personas que los utilizan.” Armando ahora trabajando como ingeniero civil para el Bureau of Land Management, y refleja desde su nueva posición: ""Trabajando con una nueva agencia ha reafirmado mi creencia en esto; aunque tengamos diferencias en nuestras misiones, valores, y culturas, todos podemos unirnos para la conservación."
Unámonos en el compromiso de valorar la diversidad que enriquece nuestra nación y nuestra agencia, por medio de la renovación de nuestro compromiso con la igualdad y el respeto hacia todos los miembros de nuestra comunidad y aquellos a quienes servimos.
Quiero expresar mi agradecimiento especial a los miembros de la comunidad Alfonso Gutiérrez y Thalia Espinoza por su valioso tiempo y sus contribuciones a esta historia.